El origen del estilo gótico en las catedrales francesas se remonta a mediados del siglo XII hasta aproximadamente hasta el siglo XVI, un poco antes de que en Italia comenzarán a postular las ideas renacentistas.
Como podemos observar a través de la historia del arte, cada acción social, política y económica, se puede visualizar en los cambios estilísticos de las diferentes Bellas Artes. En este caso de la arquitectura se deja atrás el estilo románico, ya que después de consolidar la ideología católica, colocar tantas esculturas alusivas a los pasajes de la biblia ya no generaba ningún interés.
Las catedrales góticas comienzan a conformarse paralelamente cuando se transforma la situación de vida francesa. Las personas de la pequeña burguesía eran libres del yugo por parte del señor feudal y tenían un comercio fructífero, así que comienzan a vender productos cerca del pueblo, que poco a poco se irá conformando en ciudad.
El nombre de gótico se debe a un importante historiador del siglo XVII llamado Giorgio Vasari; esta terminología estaba asociada con lo barbárico, ya que la arquitectura gótica se dio en plena edad media, época del oscurantismo. Un indicio del novedoso estilo en esa época fue la abadía de Saint Denis, después de este complejo, se expandió por toda Europa iniciando por Francia.
Las principales características para poder reconocer una catedral gótica son: gigantescas paredes de cristal, la decoración exterior con gárgolas y los rosetones que están en la parte frontal de las catedrales; estas son ventanas circulares con vidrieras que se fueron complejizando con el tiempo. Otros aspectos fundamentales son la elevación y la luminosidad de los complejos.
Se pensaba que mientras más elevadas estuvieran las catedrales, mayor alcance con la divinidad iban a tener. Por esta idea se comienza a pensar en nuevos métodos constructivos para lograr tener alturas colosales.
Esto se logró implementando diversas técnicas para poder soportar el peso de los altos y pesados techos. Por ejemplo, los arcos ojivales; este tipo de arco se cierra en el punto central superior formando un ángulo. De igual forma se colocan soportes llamados nervios entrecruzados en las bóvedas que cerraban los techos para poder cargar y distribuir la pesadez de los materiales dando un soporte extra al peso que recae en los muros y pilares. Son tan pesadas que las paredes exteriores tenían soportes al exterior de las catedrales: los arbotantes. Esta parte arquitectónica funciona en el gótico para dar soporte a las paredes principales.
Visualmente se reconocen las catedrales góticas por sus torres a los costados en la parte frontal, que por lo general se techaban con chapiteles; son piezas en forma de cono en la parte superior de las torres.
Todas estas implementaciones tenían una misma función; cargar los muros que constituían a la catedral y de esa forma, se daba espacio para poder colocar las vidrieras decoradas, que generan luminosidad y dan el efecto de distintas tonalidades cuando se refleja el sol a través de los cristales.
Algunas de las catedrales góticas francesas por excelencia son: Catedral de Notre Dame, Catedral de Reims y la Catedral de Beauvais.
Jesús Ríos Flores